Los scooters utilizados para algunos delitos aparentemente fueron suministrados por la delincuencia romaní. Esto afirma el colaborador de justicia en sus informes Sandro Ielapi que viene prestando declaraciones ante los magistrados de la DDA de Catanzaro desde el pasado mes de junio. Considerado uno de los principales miembros del clan Girifalco, Ielapi confirma las estrechas relaciones entre el clan al que pertenece y los grupos criminales presentes en la capital. Al menos en dos ocasiones recurrió al crimen nómada en busca de medios. Denunció que junto a un cómplice habían comprado una «scooter a los gitanos», para pagarla el hombre que lo acompañaba tuvo que acudir «a un cajero automático de esa zona a retirar la suma de 300/400 euros».. Ielapi precisa que la zona estaba cerca del centro comercial Le Fornaci, en la periferia sur de la capital y no lejos de los barrios considerados «fuertes» de la delincuencia gitana. El colaborador también informa el tipo de modelo de scooter y agrega: «Después del asesinato regresé con el vehículo a Girifalco y lo tiré a un tanque de recolección de agua. Mientras regresaba a Girifalco, en Catanzaro Lido, cerca de la estación de tren vi un coche gris que pensé que era un carabinieri». Las omisiones del fiscal cubren el delito para el cual supuestamente se utilizó el scooter, pero Ielapi brinda algunos detalles.
