Estos días se está dando luz verde en el Parlamento al decreto denominado “Salvar Milán”ya aprobado por la Cámara y ahora siendo examinado por el Senado. Apoyarlo es un eje transversal que ve, en primera fila, uno al lado del otro, FdI, Forza Italia, Lega, Partido Democrático y Acción. La Alianza Izquierda-Verde y el movimiento Cinco Estrellas están en contra.
Hay momentos históricos y contextos geográficos en los que el Partido Demócrata se alinea con algunos de sus antiguos «aliados» del gobierno de Draghi, empezando por la Liga de Salvini. La iniciativa «salvar Milán» nació de un pacto estipulado entre el viceprimer ministro y el alcalde Beppe Sala.
A orillas del Estrecho, el Partido Demócrata reitera su línea dura hacia el Puente, pidiendo, a una pregunta del concejal Alejandro Rusoal alcalde para impugnar ante el TAR el dictamen de la Comisión Via-Vas del Mase, que aprobó el proyecto definitivo del cruce estable. Y, en cambio, allá arriba, en la capital del Norte, el Partido Demócrata está con la Liga y dice sí a una medida destinada a desbloquear hasta 150 obras que permanecen paralizadas, tras la intervención del Ministerio Público.
¿Qué es “Salvar Milán”? Algunos lo consideran la mayor especulación inmobiliaria de las últimas décadas. Partimos de la consideración de que las investigaciones judiciales han conducido a la paralización total del urbanismo en la metrópolis lombarda, con daños de 130 millones de euros en costes de urbanización no cobrados y una pérdida de inversiones que asciende a 5 mil millones de euros. Y aquí entonces, el “Salvar Milán”, una especie de maxi-amnistía para todos esos proyectosgracias a «la interpretación auténtica de la ley urbanística de 1942, que aclara de una vez por todas el procedimiento a seguir en las intervenciones de regeneración urbana».
Se establece que «no será obligatoria la aprobación previa de un plan detallado o acuerdo de urbanización en los casos de construcción de edificios nuevos, sustitución, tras demolición, de edificios existentes e intervenciones en edificios existentes situados en zonas urbanizadas y urbanizadas que determinen la creación de alturas superiores a la de los edificios preexistentes y circundantes, cuando ello no entre en conflicto con un interés público concreto y actual de respetar los límites de altura antes mencionados». Todo lo que se necesita es la «Scia»… Donde hay edificios en ruinas, se pueden demoler y construir rascacielos. Si se hubiera llamado «Salvar Messina», ¿habría votado a favor el Partido Demócrata?