Sus ojos hundidos y sus lágrimas lo habían convertido en el símbolo de los horrores de la Siria de Assad. Lamentablemente no vivió para ver caer el régimen, Mazen al-Hamadaquizás el más famoso de los activistas sirios. Su cuerpo fue encontrado en el «matadero humano» de Sednaya. En el cadáver, los signos visibles de aquella tortura de la que había logrado escapar para contarle al mundo entero el lado más oscuro del sistema del rais.
La odisea de Hamada comenzó durante los primeros años del levantamiento sirio, en 2011 y 2012, cuando fue detenido varias veces. Después de su liberación en 2014, se le concedió asilo político en los Países Bajos, donde decidió crear conciencia pública sobre las violaciones de derechos del gobierno y las tácticas brutales utilizadas en las prisiones del régimen. Durante años viajó por Europa y Estados Unidos, contando los horrores que presenció y soportó: unabuso sexual, descargas eléctricas y cómo lo colgaron del techo con cadenas que le dejaron marcas en las muñecas. Fue golpeado, torturado por guardias que le rompieron las costillas al saltar sobre él, quemado con colillas. En 2020 tomó la decisión que tomó a todos por sorpresa y que ahora sabemos que le costó la vida: regresar a Damasco. Dijo que había recibido garantías de que no estaba en la lista de personas buscadas del gobierno. Pero a su regreso fue arrestado y no se supo más de él, uno de los muchos desaparecidos bajo el régimen de Assad. Un silencio que se prolongó hasta el martes, cuando su cuerpo fue encontrado en la prisión de Sednaya.
La difusión de la noticia desató una ola de dolor, consternación y celebraciones en las redes sociales. Maysoun Berkdaruna periodista siria que vive en Berlín, estaba celebrando la caída de Assad cuando se enteró. “Estaba transmitiendo en vivo y comencé a gritar”, dijo, citada por Middle East Eye. “La foto de su cuerpo torturado es suficiente para provocar mil revoluciones. Siempre seguirá siendo uno de los héroes más valientes de Siria”, escribió un usuario sobre que este mundo es tan sucio que tus ojos nunca han dejado de llorar. años», dijo Celine Kasemun activista sirio. Pero si el régimen puede matar al hombre, ciertamente no puede matar al símbolo: «Aunque la voz de Mazen al-Hamada ha sido silenciada, todavía hoy es testigo de la brutalidad del régimen. Sus ojos subrayaron cada palabra que dijo”, escribió otro usuario en línea.
