Se calienta la protesta contra el Puente del Estrechola obra por la que ha apostado sobre todo el Ministro de Transportes e Infraestructuras, Matteo Salvini, después de la luz verde de la Comisión Técnica del Ministerio de Medio Ambiente con la prescripción al «Estrecho de Messina», el concesionario estatal para la construcción de el gran trabajo, respetar las numerosas «condiciones ambientales prescritas».
El Puente «causará daños y ya los está causando a quienes viven en esas casas. Es un momento muy delicado, hay ansiedad, preocupación por nosotros que vivimos en las zonas que serán expropiadas. Salvini está deportando a miles de personas». Este es el grito de los ciudadanos de Messina y Villa San Giovanni, a quienes se les expropiarán sus casas para las obras de construcción. Se trata de unas 450 familias y 3.000 empresas, que enviaron una delegación a Roma con el comité «No Bridge» para hacer oír su voz y con su lado, entre otros, la CGIL, Legambiente, el WWF y el líder de Avs, Angelo. Bonelli.
Algo que «no se puede aceptar», subrayan en una rueda de prensa organizada en un hotel frente a la Cámara de Diputados. Por ello invitan «al gobierno a reflexionar».